viernes, 17 de junio de 2011

Aprendiz de Brujo...

Cuentagotas... gotas... gotas... gotas
A través de él veía la habitación. La cara vuelta a un lado. En el ojo una lagrima más atrevida que las otras, pugnaba por ser la primera en saltar.
Gota... el cuadro... gota.... la puerta... gota... la foto.... la foto... la foto...
La lágrima ya no podía contenerse y se dejo caer. Cubrió la distancia del lagrimal al puente en cuestión de segundos, salto hacia la almohada y calló limpiamente. Con el camino humedecido por esta lágrima las otras salieron intempestivamente.

De muy chico había entendido el sentido de todo. Lo importante era APRENDER, y cuando se tuviese el summum de conocimiento uno podría vivir FELIZ, sin más sufrimiento, pues este sentimiento es solo eso, el aprendizaje.
Absorbió todos los conocimientos que pudo sin dudarlo. Aprendió de sus errores y los de los demás, no necesitaba llegar al limite, si algún conocido ya lo había bordeado.
Los errores se cometían 1 vez (cosa inevitable) y apenas se aprendía, no volvía a suceder.

Cuando su primera novia lo dejó, aprendió de sus errores. Cuando él dejo a la siguiente, aprendió como no lastimar. Así seguía su camino, esperando a su añorado momento de felicidad.

Cuando conoció a la siguiente muchacha y logró conquistarla. Creyó que al tenerla había llegado a este añorado destino. Caro error. No debía necesitar TENERLA, con amarla debía bastarle. Por este motivo la perdió.

Cuando aprendió todo lo que la muerte de un ser amado podía enseñarle, creyó, otra vez, haber alcanzado ese lugar.

Cumplió con los mandatos de la sociedad que consideraba debían ser cumplidos, rompió a los que creía sinsentidos.

Creció en la vida, querido por sus allegados, reconocido como un gran sabio.

Pero no era feliz, nunca dejaba de existir ese sufrimiento intrínseco al ser. La incertidumbre crecía.

Y en este, el final, comenzaba a crecer la incredulidad y la ira.

Buscó el aprendizaje y se aferró a él. Era claro, debía desprenderse de todo, y así lo hizo. Ya no importaba si la habitación estaba vacía o llena de gente, ya no importaba nada, comenzó a dejar de sentir, se obligo a dejar atrás todo, incluido eso, ese retrato de vaya uno a saber cuándo...

Sonrió al mirarlo y luego lo dejó ir, junto al resto de las cosas. Y se apagó... pero en su mente retumbaban las palabras "¡No! ¡Todavía no! ¡¿Dónde esta la felicidad?!"

Silencio.

Gota... gota... go... (una mano cierra el gotero, mientras la otra hace lo mismo con sus párpados)

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