lunes, 12 de diciembre de 2011

consejos

Agarró su mano, despacio, pero con insistencia, la fue deteniendo.
"No trates de correr más rápido de lo que te dan los pies" le dijo "solo hay dos opciones para quienes hacen eso: 1 - te caes irremediablemente al piso, trabada en tus propios pasos; 2 - descubrís que tenes alas y empezas a volar... No conozco a nadie que tenga alas..."
La niña, al escuchar estas palabras miro a su interlocutora con extrañeza. Se soltó y comenzó a correr más rapido que antes.

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