viernes, 22 de abril de 2011

ir y venir

y me empeño en decir "bien" como si de repetirlo pudiese convencerme que es cierto, que es asi, que estoy "BIEN"

estoy melancólica, tengo un torrente atorado en el lagrimal que por algún morboso motivo no se digna a salir, a liberarme, a dejar de ejercer esa presión en el entreojo, el entrecejo, la mirada, el cerebro, la cabeza... el dolor de cabeza seguro se me pasaría si pudiese sacar un poco de ese torrente de lagrimas que esta haciendo presión ahi, en el lagrimal, en la mirada, el entreojo, el entrecejo, la cabeza...

y el día sigue avanzando y yo trato de evadirme con cualquier tipo de cosa...

Sentirme tan identificada con el personaje de un libro (no a su accionar, ya que jamás llegaría a sus extremos, pero a quien comprendo el pensamiento, el sentimiento, la enajenación, ese sentir tan fuerte que pareciera que no se siente nada, porque todo se siente igual, desde adentro, explosivo, melancólico, pesado, deprimente, gris gris gris gris gris...) no esta ayudándome mucho, me parece.

"sentir tan fuerte que pareciera que no se sienta nada, porque todo se siente igual, desde adentro, explosivo, melancólico..." si, es eso, es opresivamente eso. Es la necesidad de explotar absurdamente y por todos lados, la búsqueda del sentido, el sin sentido, la nada, el todo... el ALGO.

y un hilo de pensamientos va directo por mis yemas y sigue escribiendo y mientras leo lo que escribo (porque no se que es lo que estoy escribiendo hasta que lo leo en el monitor) me río porque me doy cuenta de lo mucho que esta afectando en mi escritura el último libro que estoy leyendo. No es casual este ir y venir de ideas, este "va y ven" de pensamientos, esta perdicion por mi mente tan abismal, tan sin sentido como la vida misma.

Este deambular que podría continuar hasta el infinito porque mi necesidad de sacar todo de adentro, de alguna manera, es mas fuerte de lo que puede soportar mi cuerpo, y si no lloro...Como quiero llorar, hace meses que estoy persiguiendo a esa puta lagrima que no quiere salir de entre el lagrimal del ojo, como si tuviese una obstrucción severa que no permitiera una liberación tan fuerte, tan grande, tan explosiva, tan inmensa y grandilocuente como un buen grito en el cielo, un llanto de esos que dan gusto, que desgarran desde adentro que duele escucharlos, que dejan cansados como el mas profundo de los orgasmos e incitan al sueño directo sin escalas, sin limpiarse la cara ni la almohada empapada, de baba, mocos y lagrimas, ese llanto liberador y desgarrador...

Hay veces que me gustaría fumar. Si ahora fuese al patio, a la plaza, a la calle, a la vereda, a cualquier lado y me quedase sentada durante una hora mirando al mismo punto en el horizonte sin pensar en nada, pero fumándome un pucho atrás del otro, a nadie le llamaría la atención. Meditar con un pucho en la mano es lógico, esta socialmente permitido porque "estas haciendo algo". Pero meditar sin un pucho en la mano, meditar sin un accionar añadido, sin una actividad absurda, es mas complicado, y menos sostenible en el tiempo.

y no, no estoy bien, no importa cuantas veces repita esa palabra, no importa cuanto haga creer al resto del mundo que es verdad, no importa cuantas sonrisas me dibuje.

Pero hay que acostumbrarse, porque no es un mal nuevo, es el mal de siempre, solo que de golpe uno decide hacerle frente y entonces tiene que luchar contra el todos los días, y un día se gana, un día se pierde... yo vengo perdiendo, pero ya voy a volver a ganar....

y esa lagrima prometedora se acerca al ojo... esta ahí y la siento, siento como podría desatarse y liberar, como toda esta sarta de palabras podría cobrar sentido.... pero en el momento en el que me hago consciente de esa puta lagrima de mierda le agarra como una especie de pánico escénico y se esconde otra vez, dejándome con el vacío en el ojo, la mirada seca y desenfocada...

otra vez perdí.

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